Hace años le pedí a sus magestades Los Reyes Magos que me trajeran un gorro de cocina para evitar el olor a comida en el pelo cuando cocinaba.
Y como me porté muy bien, me trajeron un gorrito blanco, al que le he dado mucho uso, porque, lo cierto es que, efectivamente, evita que huela a comida.
Copiando un poco el que ya tengo, he hecho uno. Facilísimo de hacer. Porque yo, para lo poco que sé hacer con la máquina y con las telas, éste proyecto fue realmente «chupado».
Sólo es cuestión de:
- recortar una tela rectangular cuyo largo sea algo más que el perímetro de tu cabeza
- recortar otro trozo de tela circular, de radio = al alto del gorro
- unir ambas piezas, y colocar un par de velcros
- Además, lo decoras como quieras. En este caso he utilizado dos colores diferentes y los he superpuesto a la costura de unión entre las piezas de tela.
Seguro que quedaba más bonito con una tela estampada más simpática, pero estoy aprovechando lo que tengo por ahí en casa. Aunque puede que sea algo soso, a mi me encanta, y es tan fácil que, seguramente, me anime a hacer más y a juego con el delantal.
Así da gusto cocinar!!!!